Intramuros

Poco a poco se fue hundiendo en un sueño cada vez mas profundo. Sus impulsos de seguir con aquella farsa se fueron apagando. Se sintió perdida en un mundo de ingravidez, ligera de ambiciones y deseos que la aten al pasado. El espacio se fue abriendo como un túnel en el tiempo. Una vez dentro; surgió la luz, sus latidos y sus impulsos, empezaron a vibrar.

Brumas

Tus pasos nómadas pisan el barro; dejan huellas entre nubes de tormenta.
La resaca de los días igual que un rayo, baja por el cielo.
Gritas a nadie que te grite.
Quieres que te quieran. No lo puedes evitar, vibras en el éter.
Decides no salir de tu guarida, a menos que la noche te lo indique.
Piensas en detener el tiempo, cuantas veces sea necesario ¿pero cómo?
Te diluyes entre luces de neón; entre brumas de recuerdos.

Al Sopor Maldito De Un Ardiente Amor

Gracias al hechizo de la luna y a las heladas lluvias de enero las
golondrinas volaron de sus nidos.

El amor alimentó al amor, convirtiéndolo en una gran bola
de fuego.

La jauría de personas y mastines agitaron las campanas
de una iglesia bajo sombras de la noche.

Mi razón era un grito que apagaba tu silencio.

Esqueleto

Este fuego secreto bajo la piel, este esqueleto.
Los cimientos de una lágrima sustentando el cielo.
Por alguna extraña razón las estatuas lloran ataúdes negros.
Bajo el polvo de tus pasos prisioneros de la noche.
Las heridas de una vida desangrando sueños.
Este velo en la mirada.
Este eco de campanas. Este fuego secreto.
Las raíces del silencio. Este arrecife de huesos.
Este esqueleto.

A Escasos Metros De La Meta

Caer a escasos metros de llegar a la meta, es igual que ahogarse antes de alcanzar la orilla. En dos carreras entre una liebre y una tortuga; en la carrera mas larga gana la tortuga, en la corta la liebre. El camino está allanado, allanado de errores, de risas, de mentiras y de huellas ilustres.
Para encontrar el rumbo, el verdadero rumbo, solo nos falta arrancar los carteles indicadores.
Solo así es posible, evitar caer antes de cruzar definitivamente la meta.

Ironía del Destino

Noche de bodas, noche buena, noche vieja, noche de brujas, nunca lo supo. No.
No supo vivir en frases brillantes. Defender lo querido. Escuchar. Hablar. Mirar.
Ni siquiera supo explicar su existencia. ¿Acaso tu lo sabes?
Todo bien, pero, ¿quién besa a quién?; si el amor es ciego, porqué tiene alas.
Nunca lo supo. Ya era demasiado tarde, cuando la flecha lo había alcanzado,
Su corazón ya no buscaba. Sepultado bajo la sombra de un ciprés, el eco del latido repetía:
No a todo lo que se llame no, para siempre y por siempre no.
Ciertas flechas que dispara cupido, llevan el veneno del amor,
por capricho o azar, viajan en el éter, ironías del destino.